Domingo 7 de septiembre de 2025. XXIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 118, 137. 124

Eres justo, Señor, y rectos son tus mandamientos; muéstrate bondadoso con tu siervo.

ORACIÓN COLECTA

Señor Dios, de quien nos viene la redención y a quien debemos la filiación adoptiva, protege con bondad a los hijos que tanto amas, para que todos los que creemos en Cristo obtengamos la verdadera libertad y la herencia eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

¿Quién es el hombre que puede conocer los designios de Dios?

Del libro de la Sabiduría 9, 13-19

¿Quién es el hombre que puede conocer los designios de Dios? ¿Quién es el que puede saber lo que el Señor tiene dispuesto? Los pensamientos de los mortales son inseguros y sus razonamientos pueden equivocarse, porque un cuerpo corruptible hace pesada el alma y el barro de que estamos hechos entorpece el entendimiento.

Con dificultad conocemos lo que hay sobre la tierra y a duras penas encontramos lo que está a nuestro alcance. ¿Quién podrá descubrir lo que hay en el cielo? ¿Quién conocerá tus designios, si tú no le das la sabiduría, enviando tu santo espíritu desde lo alto?

Sólo con esa sabiduría lograron los hombres enderezar sus caminos y conocer lo que te agrada. Sólo con esa sabiduría se salvaron, Señor, los que te agradaron desde el principio.

Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL

SALMO RESPONSORIAL del salmo 89, 3-4. 5-6. 12-13. 14 y 17
R. Tú eres, Señor, nuestro refugio.

Tú haces volver al polvo a los humanos, diciendo a los mortales que retornen. Mil años para ti son como un día que ya pasó; como una breve noche. R.

Nuestra vida es tan breve como un sueño; semejante a la hierba, que despunta y florece en la mañana y por la tarde se marchita y se seca. R.

Enséñanos a ver lo que es la vida y seremos sensatos. ¿Hasta cuándo, Señor, vas a tener compasión de tus siervos? ¿Hasta cuándo? R.

Llénanos de tu amor por la mañana y júbilo será la vida toda. Haz, Señor, que tus siervos y sus hijos, puedan mirar tus obras y tu gloria. R.

SEGUNDA LECTURA

Recíbelo, no como esclavo, sino como hermano amadísimo.

De la carta del apóstol san Pablo a Filemón 9b-10. 12-17

Querido hermano: Yo, Pablo, ya anciano y ahora, además, prisionero por la causa de Cristo Jesús, quiero pedirte algo en favor de Onésimo, mi hijo, a quien he engendrado para Cristo aquí, en la cárcel.

Te lo envío. Recíbelo como a mí mismo. Yo hubiera querido retenerlo conmigo, para que en tu lugar me atendiera, mientras estoy preso por la causa del Evangelio. Pero no he querido hacer nada sin tu consentimiento, para que el favor que me haces no sea como por obligación, sino por tu propia voluntad. Tal vez él fue apartado de ti por un breve tiempo, a fin de que lo recuperaras para siempre, pero ya no como esclavo, sino como algo mejor que un esclavo, como hermano amadísimo. Él ya lo es para mí. ¡Cuanto más habrá de serlo para ti, no sólo por su calidad de hombre, sino de hermano en Cristo! Por tanto, si me consideras como compañero tuyo, recíbelo como a mí mismo.

Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Sal 118, 135
R/. Aleluya, aleluya.

Señor, mira benignamente a tus siervos y enséñanos a cumplir tus mandamientos. R/.

EVANGELIO

El que no renuncie a todos sus bienes no puede ser mi discípulo.

Del santo Evangelio según san Lucas 14, 25-33

En aquel tiempo, caminaba con Jesús una gran muchedumbre y él, volviéndose a sus discípulos, les dijo: “Si alguno quiere seguirme y no me prefiere a su padre y a su madre, a su esposa y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, más aún, a sí mismo, no puede ser mi discípulo. Y el que no carga su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo.

Porque, ¿quién de ustedes, si quiere construir una torre, no se pone primero a calcular el costo, para ver si tiene con qué terminarla? No sea que, después de haber echado los cimientos, no pueda acabarla y todos los que se enteren comiencen a burlarse de él, diciendo: ‘Este hombre comenzó a construir y no pudo terminar’.

¿O qué rey que va a combatir a otro rey, no se pone primero a considerar si será capaz de salir con diez mil soldados al encuentro del que viene contra él con veinte mil? Porque si no, cuando el otro esté aún lejos, le enviará una embajada para proponerle las condiciones de paz. Así pues, cualquiera de ustedes que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser mi discípulo”.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Se dice Credo.

PLEGARIA UNIVERSAL

Pidamos, hermanos, al Señor que escuche nuestras súplicas y acoja nuestras peticiones. Digamos confiadamente R/. Te rogamos, Señor.

Oremos a Dios Padre por el Papa León XIV, por nuestro obispo N., y por todos aquellos a los que se han confiado nuestras almas; que nuestro Señor les dé la fuerza y sabiduría para dirigir y gobernar santamente las comunidades que les han sido encomendadas y puedan así dar buena cuenta cuando se les pida. Roguemos al Señor.

Oremos también para que Dios nos conceda la paz; que él, que es la verdadera paz y el origen de toda concordia, transmita la paz del cielo a la tierra, la paz espiritual para nuestras almas y la paz temporal para nuestros días. Roguemos al Señor.

Pidamos por los que se esfuerzan en seguir las sendas del Evangelio, para que nuestro Señor los mantenga en este santo propósito hasta el fin de sus días; oremos también por los que viven en pecado, para que nuestro Señor les dé la gracia de convertirse, hacer penitencia y purificarse en el sacramento del perdón y alcanzar así la salvación eterna. Roguemos al Señor.

Oremos, finalmente, a Dios nuestro Señor por los fieles difuntos, que han salido ya de este mundo, especialmente por nuestros familiares, amigos y bienhechores, para que el Señor, por su gran misericordia, los reciba en su gloria y los coloque entre los santos y elegidos. Roguemos al Señor.

Dios nuestro, que al darnos la vocación cristiana nos pides estar siempre dispuestos a anunciar el Evangelio por todo el mundo, escucha nuestras oraciones y concédenos aquella valentía y libertad apostólicas que son necesarias para hacer presente en el mundo tu palabra de amor y tu mensaje de paz. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Señor Dios, fuente de toda devoción sincera y de la paz, concédenos honrar de tal manera, con estos dones, tu majestad, que, al participar en estos santos misterios, todos quedemos unidos en un mismo sentir. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio para los domingos del Tiempo ordinario

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 41, 2-3

Como la sierva busca el agua de las fuentes, asi, sedienta, mi alma te busca a ti, Dios mío. Mi alma tiene sed del Dios vivo.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Concede, Señor, a tus fieles, a quienes alimentas y vivificas con tu palabra y el sacramento del cielo, aprovechar de tal manera tan grandes dones de tu Hijo amado, que merezcamos ser siempre partícipes de su vida. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

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