ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 69, 2. 6
Dios mío, ven en mi ayuda; Señor, date prisa en socorrerme. Tú eres mi auxilio y mi salvación; Señor, no tardes.
ORACIÓN COLECTA
Ayuda, Señor, a tus siervos, que imploran tu continua benevolencia, y ya que se glorían de tenerte como su creador y su guía, renueva en ellos tu obra creadora y consérvales los dones de tu redención. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
¿Qué provecho saca el hombre de todos sus trabajos?
Del libro del Eclesiastés (Cohélet) 1, 2; 2, 21-23
Todas las cosas, absolutamente todas, son vana ilusión. Hay quien se agota trabajando y pone en ello todo su talento, su ciencia y su habilidad, y tiene que dejárselo todo a otro que no lo trabajó. Esto es vana ilusión y gran desventura. En efecto, ¿qué provecho saca el hombre de todos sus trabajos y afanes bajo el sol? De día dolores, penas y fatigas; de noche no descansa. ¿No es también eso vana ilusión? Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 89, 3-4. 5-6. 12-13. 14 y 17
R/. Señor, ten compasión de nosotros.
Tú haces volver al polvo a los humanos, diciendo a los mortales que retornen. Mil años son para ti como un día, que ya pasó; como una breve noche. R/.
Nuestra vida es tan breve como un sueño; semejante a la hierba, que despunta y florece en la mañana y por la tarde se marchita y se seca. R/.
Enséñanos a ver lo que es la vida y seremos sensatos. ¿Hasta cuándo, Señor, vas a tener compasión de tus siervos? ¿Hasta cuándo? R/.
Llénanos de tu amor por la mañana y júbilo será la vida toda. Que el Señor bondadoso nos ayude y dé prosperidad a nuestras obras. R/.
SEGUNDA LECTURA
Busquen los bienes del cielo, donde está Cristo.
De la carta del apóstol san Pablo a los colosenses 3, 1-5. 9-11
Hermanos: Puesto que ustedes han resucitado con Cristo, busquen los bienes de arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios. Pongan todo el corazón en los bienes del cielo, no en los de la tierra, porque han muerto y su vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando se manifieste Cristo, vida de ustedes, entonces también ustedes se manifestarán gloriosos juntamente con él.
Den muerte, pues, a todo lo malo que hay en ustedes: la fornicación, la impureza, las pasiones desordenadas, los malos deseos y la avaricia, que es una forma de idolatría. No sigan engañándose unos a otros; despójense del modo de actuar del viejo yo y revístanse del nuevo yo, el que se va renovando conforme va adquiriendo el conocimiento de Dios, que lo creó a su propia imagen. En este orden nuevo ya no hay distinción entre judíos y no judíos, israelitas y paganos, bárbaros y extranjeros, esclavos y libres, sino que Cristo es todo en todos. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Mt 5, 3
R/. Aleluya, aleluya.
Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos. R/.
EVANGELIO
¿Para quién serán todos tus bienes?
Del santo Evangelio según san Lucas 12, 13-21
En aquel tiempo, hallándose Jesús en medio de una multitud, un hombre le dijo: “Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia”. Pero Jesús le contestó: “Amigo, ¿quién me ha puesto como juez en la distribución de herencias?”
Y dirigiéndose a la multitud, dijo: “Eviten toda clase de avaricia, porque la vida del hombre no depende de la abundancia de los bienes que posea”. Después les propuso esta parábola: “Un hombre rico obtuvo una gran cosecha y se puso a pensar: ‘¿Qué haré, porque no tengo ya en graneros y construiré otros más grandes para guardar ahí mi cosecha y todo lo que tengo. Entonces podré decirme: Ya tienes bienes acumulados para muchos años; descansa, come, bebe y date a la buena vida’. Pero Dios le dijo: ‘¡Insensato! Esta misma noche vas a morir. ¿Para quién serán todos tus bienes?’ Lo mismo le pasa al que amontona riquezas para sí mismo y no se hace rico de lo que vale ante Dios”.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice Credo.
PLEGARIA UNIVERSAL
Pidamos, hermanos, al Señor que escuche nuestras súplicas y acoja nuestras peticiones. Digamos confiadamente R/. Te rogamos, Señor.
Oremos a Dios Padre por el Papa León XIV, por nuestro obispo N., y por todos aquellos a los que se han confiado nuestras almas; que nuestro Señor les dé la fuerza y sabiduría para dirigir y gobernar santamente las comunidades que les han sido encomendadas y puedan así dar buena cuenta cuando se les pida. Roguemos al Señor.
Oremos también para que Dios nos conceda la paz; que él, que es la verdadera paz y el origen de toda concordia, transmita la paz del cielo a la tierra, la paz espiritual para nuestras almas y la paz temporal para nuestros días. Roguemos al Señor.
Pidamos por los que se esfuerzan en seguir las sendas del Evangelio, para que nuestro Señor los mantenga en este santo propósito hasta el fin de sus días; oremos también por los que viven en pecado, para que nuestro Señor les dé la gracia de convertirse, hacer penitencia y purificarse en el sacramento del perdón y alcanzar así la salvación eterna. Roguemos al Señor.
Oremos, finalmente, a Dios nuestro Señor por los fieles difuntos, que han salido ya de este mundo, especialmente por nuestros familiares, amigos y bienhechores, para que el Señor, por su gran misericordia, los reciba en su gloria y los coloque entre los santos y elegidos. Roguemos al Señor.
Dios nuestro, que al darnos la vocación cristiana nos pides estar siempre dispuestos a anunciar el Evangelio por todo el mundo, escucha nuestras oraciones y concédenos aquella valentía y libertad apostólicas que son necesarias para hacer presente en el mundo tu palabra de amor y tu mensaje de paz. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Santifica, Señor, por tu piedad, estos dones y al recibir en oblación este sacrificio espiritual, conviértenos para ti en una perenne ofrenda. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio para los domingos del Tiempo ordinario
ANTIFONA DE LA COMUNION Sab 16, 20
Nos has enviado, Señor, pan del cielo, que encierra en sí toda delicia, y satisface todos los gustos.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Acompaña, Señor, con tu permanente auxilio, a quienes renuevas con el don celestial, y a quienes no dejas de proteger, concédeles ser cada vez más dignos de la eterna redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.