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ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 24, 6. 3. 22

Mi corazón me habla de ti diciendo: “Busca su rostro”. Tu faz estoy buscando, Señor; no me escondas tu rostro.

No se dice Gloria.

ORACIÓN COLECTA

Señor, Dios, que nos mandaste escuchar a tu Hijo muy amado, dígnate alimentamos íntimamente con tu palabra, para que, ya purificada nuestra mirada interior, nos alegremos en la contemplación de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo …

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

El sacrificio de nuestro patriarca Abraham.

Del libro del Génesis: 22, 1-2. 9-13. 15-18

En aquel tiempo, Dios le puso una prueba a Abraham y le dijo: “¡Abraham, Abraham!”. El respondió: “Aquí estoy”. Y Dios le dijo: “Toma a tu hijo único, Isaac, a quien tanto amas; vete a la región de Moria y ofrécemelo en sacrificio, en el monte que yo te indicaré”.
Cuando llegaron al sitio que Dios le había señalado, Abraham levantó un altar y acomodó la leña. Luego ató a su hijo Isaac, lo puso sobre el altar, encima de la leña, y tomó el cuchillo para degollarlo.
Pero el ángel del Señor lo llamó desde el cielo y le dijo: “¡Abraham, Abraham!”. Él contestó: “Aquí estoy”. El ángel le dijo: “No descargues la mano contra tu hijo, ni le hagas daño. Ya veo que temes a Dios, porque no le has negado a tu hijo único”.
Abraham levantó los ojos y vio un carnero, enredado por los cuernos en la maleza. Atrapó el carnero y lo ofreció en sacrificio en lugar de su hijo.
El ángel del Señor volvió a llamar a Abraham desde el cielo y le dijo: “Juro por mí mismo, dice el Señor, que por haber hecho esto y no haberme negado a tu hijo único, yo te bendeciré y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y las arenas del mar. Tus descendientes conquistarán las ciudades enemigas. En tu descendencia serán bendecidos todos los pueblos de la tierra, porque obedeciste a mis palabras”. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 115, 10. 15, 16-17, 18-19.
R/. Siempre confiaré en el Señor.

Aun abrumado de desgracias, siempre confié en Dios. A los ojos del Señor es muy penoso que mueran sus amigos. R/.

De la muerte, Señor, me has librado, a mí, tu esclavo e hijo de tu esclava. Te ofreceré con gratitud un sacrificio e invocaré tu nombre. R/.

Cumpliré mis promesas al Señor ante todo su pueblo, en medio de su templo santo, que está en Jerusalén. R/.

SEGUNDA LECTURA

Dios nos entregó a su propio Hijo.

De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 8, 31-34

Hermanos: Si Dios está a nuestro favor, ¿quién estará en contra nuestra? El que no nos escatimó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no va a estar dispuesto a dárnoslo todo, junto con su Hijo? ¿Quién acusara a los elegidos de Dios? Si Dios mismo es quien los perdona, ¿quién será el que los condene?
¿Acaso Jesucristo, que murió, resucitó y está a la derecha de Dios para interceder por nosotros? Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO cfr. Mt 17, 5
R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.

En el esplendor de la nube se oyó la voz del Padre, que decía: “Este es mi Hijo amado; escúchenlo”. R/.

EVANGELIO

Éste es mi Hijo amado.

Del santo Evangelio según san Marcos: 9, 2-10

En aquel tiempo, Jesús tomó aparte a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos a un monte alto y se transfiguró en su presencia. Sus vestiduras se pusieron esplendorosamente blancas, con una blancura que nadie puede lograr sobre la tierra. Después se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.
Entonces Pedro le dijo a Jesús: “Maestro, ¡qué a gusto estamos aquí! Hagamos tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”. En realidad no sabía lo que decía, porque estaban asustados.
Se formó entonces una nube, que los cubrió con su sombra, y de esta nube salió una voz que decía: “Éste es mi Hijo amado; escúchenlo”. En ese momento miraron alrededor y no vieron a nadie sino a Jesús, que estaba solo con ellos.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó que no contaran a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Ellos guardaron esto en secreto, pero discutían entre sí qué querría decir eso de “resucitar de entre los muertos”. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Se dice Credo.

PLEGARIA UNIVERSAL

Oremos, hermanos, al Padre de la misericordia, árbitro de nuestros actos y Dios que escudriña lo profundo de nuestros corazones, y, con espíritu contrito, pidámosle que escuche la oración de su pueblo penitente: (R/. Escúchanos, Señor.)

Para que Dios conceda a sus fieles vivir estos días de Cuaresma con verdadero espíritu de penitencia y prepararse a celebrar con fruto el sacramento del perdón. Roguemos al Señor.

Para que quienes se han apartado del camino del bien y han muerto a causa del pecado escuchen en estos días de Cuaresma la voz del Hijo de Dios y vivan, roguemos al Señor.

Para que Dios inspire sentimientos de caridad a los que tienen riquezas y multiplique los bienes de la tierra en bien de todos, roguemos al Señor.

Para que la penitencia cuaresmal aleje de nosotros el amor desordenado a los bienes visibles y sane nuestra aridez espiritual con el deseo de los bienes del cielo. Roguemos al Señor.

Señor, Padre santo, que no perdonaste a tu Hijo, sino que lo entregaste por nosotros, pecadores, escucha nuestras súplicas y fortalécenos en la obediencia a la fe, para que, siguiendo en todo las huellas de Jesucristo, seamos transfigurados con él en la luz de la gloria.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Te rogamos, Señor, que estos dones borren nuestros pecados y santifiquen el cuerpo y el alma de tus fieles, para celebrar dignamente las fiestas pascua1es. Por Jesucristo, nuestro Señor.

PREFACIO: La transfiguración del Señor.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar; Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro. Porque él mismo, después de anunciar su muerte a los discípulos, les mostró en el monte santo el esplendor de su gloria, para testimoniar, de acuerdo con la ley y los profetas, que la pasión es el camino de la resurrección. Por eso, como los ángeles te cantan en el cielo, así nosotros en la tierra te aclamamos, diciendo sin cesar: Santo, Santo, Santo …

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 17. 5

Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco; escúchenlo.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Al recibir, Señor, este glorioso sacramento, queremos darte gracias de todo corazón porque así nos permites, desde este mundo, participar ya de los bienes del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO

Bendice, Señor, a tus fieles con una bendición perpetua, y haz que de tal manera acojan el Evangelio de tu Hijo, que puedan debida y felizmente desear y alcanzar la gloria que él manifestó a los apóstoles. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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