20 de Junio de 2023 – Aniversario de la entrega generos de Joaquín Mora, SJ, Javier Campos, SJ y Pedro Palma

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ANTÍFONA DE ENTRADA

Sal 90,11

El Señor ha dado a sus ángeles la orden de protegerte a donde quiera que vayas.

ORACION COLECTA

Señor, para quien nadie es extranjero y nadie lejano para recibir ayuda, mira benignamente a los prófugos y exiliados, a los hombres y a los niños segregados, para que a ellos les concedas el regreso a la patria y a noso­tros nos des caridad efectiva para con los necesitados y forasteros. Por nuestro Señor Jesucristo…

PRIMERA LECTURA

Cristo se hizo pobre por ustedes.
De la segunda carta del apóstol san Pablo a los corintios: 8, 1-9

Hermanos: Queremos que conozcan la gracia que ha otorgado Dios a las comunidades cristianas de Macedonia. Pues, en medio de las pruebas y de los sufrimientos, ha sido inmensa su alegría, y su extrema pobreza ha producido tesoros de generosidad. Somos testigos de que han hecho lo que podían y más de lo que podían; espontáneamente nos pedían con mucha insistencia el favor de participar en la ayuda a los hermanos.

Y superando nuestras esperanzas, se pusieron ellos mismos a disposición del Señor y de nosotros, tal como Dios lo quería, de suerte que tuvimos que pedirle a Tito que concluyera entre ustedes esta obra de generosidad, puesto que él la había comenzado.

Y ya que ustedes se distinguen en todo: en fe, en palabra, en sabiduría, en diligencia para todo y en amor hacia nosotros, distínganse también ahora por su generosidad. No se lo estamos ordenando; sólo queremos compro­bar, mediante su interés por los demás, qué tan sincero es su amor. Bien saben lo generoso que ha sido nuestro Señor Jesucristo, que siendo rico, se hizo pobre por ustedes, para que ustedes se hicieran ricos con su pobreza. Palabra de Dios. R Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 145 R. Alaba, alma mía, al Señor.

Alabaré al Señor toda mi vida, cantaré y tocaré para mi Dios, mientras yo exista. R. Alaba, alma mía, al Señor.

Dichoso aquel que es auxiliado por el Dios de Jacob y pone su espe­ranza en el Señor, su Dios, que hizo el cielo y la tierra, el mar y cuanto el mar encierra. R. Alaba, alma mía, al Señor.

El Señor siempre es fiel a su palabra, y es quien hace justicia al opri­mido; él proporciona pan a los hambrientos y libera al cautivo. R. Alaba, alma mía, al Señor.

Abre el Señor los ojos de los ciegos y alivia al agobiado. Ama el Señor al hombre justo y toma al forastero a su cuidado R. Alaba, alma mía, al Señor.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 13, 34

R. Aleluya, aleluya.
Les doy un mandamiento nuevo, dice el Señor, que se amen los unos a los otros, como yo los he amado. R. Aleluya, aleluya.

EVANGELIO

Amen a sus enemigos.

Del santo Evangelio según san Mateo: 5, 43 48

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Han oído que se dijo: Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo. Yo, en cambio, les digo: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian y rueguen por los que los per­siguen y calumnian, para que sean hijos de su Padre celestial, que hace salir su sol sobre los buenos y los malos, y manda su lluvia sobre los justos y los injustos.

Porque, si ustedes aman a los que los aman, ¿qué recompensa mere­cen? ¿No hacen eso mismo los publícanos? Y si saludan tan sólo a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen eso mismo los paga­nos? Ustedes, pues, sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto”.

Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Señor, que quisiste que tu Hijo entregara su vida para congregar en la unidad a tus hijos dispersos, concédenos que esta ofrenda pacífica obtenga la comunión de voluntades y aumente la caridad fraterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN

Sal 90, 2

Tú eres mi refugio y fortaleza; tú eres mi Dios y en ti confío.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Señor, que nos has alimentado con un mismo pan y un mismo cáliz, con­ cédenos amar con un corazón sincero a los inmigrantes y abandonados, para que todos merezcamos estar finalmente reunidos en la patria celes­ tial. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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