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ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 129, 3-4
Si conservaras el recuerdo de nuestras faltas, Señor, ¿quién podría resistir? Pero tú, Dios de Israel, eres Dios de perdón.
ORACIÓN COLECTA
Te pedimos, Señor, que tu gracia continuamente nos disponga y nos acompañe, de manera que estemos siempre dispuestos a obrar el bien. Por nuestro Señor Jesucristo…
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Volvió Naamán a donde estaba el hombre de Dios y alabó al Señor.
Del segundo libro de los Reyes: 5, 14-17
En aquellos días, Naamán, el general del ejército de Siria, que estaba leproso, se bañó siete veces en el Jordán, como le había dicho Eliseo, el hombre de Dios, y su carne quedó limpia como la de un niño.
Volvió con su comitiva a donde estaba el hombre de Dios y se le presentó diciendo: ”Ahora sé que no hay más Dios que el de Israel. Te pido que aceptes estos regalos de parte de tu siervo”. Pero Eliseo contestó: “Juro por el Señor, en cuya presencia estoy, que no aceptaré nada”. Y por más que Naamán insistía, Elíseo no aceptó nada.
Entonces Naamán le dijo: “Ya que te niegas, concédeme al menos que me den unos sacos con tierra de este lugar, los que puedan llevar un par de mulas. La usaré para construir un altar al Señor, tu Dios, pues a ningún otro dios volveré a ofrecer más sacrificios”. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 97, 1. 2-3ab. 3 cd-4.
R/. El Señor nos ha mostrado su amor y su lealtad.
Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas. Su diestra y su santo brazo le han dado la victoria. R/. El Señor nos ha mostrado su amor y su lealtad.
El Señor ha dado a conocer su victoria y ha revelado a las naciones su justicia. Una vez más ha demostrado Dios su amor y su lealtad hacia Israel. R/. El Señor nos ha mostrado su amor y su lealtad.
La tierra entera ha contemplado la victoria de nuestro Dios. Que todos los pueblos y naciones aclamen con júbilo al Señor. R/. El Señor nos ha mostrado su amor y su lealtad.
SEGUNDA LECTURA
Si nos mantenemos firmes, reinaremos con Cristo.
De la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo: 2, 8-13
Querido hermano: Recuerda siempre que Jesucristo, descendiente de David, resucitó de entre los muertos, conforme al Evangelio que yo predico. Por este Evangelio sufro hasta llevar cadenas, como un malhechor; pero la palabra de Dios no está encadenada. Por eso lo sobrellevo todo por amor a los elegidos, para que ellos también alcancen en Cristo Jesús la salvación, y con ella, la gloria eterna.
Es verdad lo que decimos: “Si morimos con él, viviremos con él; si nos mantenemos firmes, reinaremos con él; si lo negamos, él también nos negará; si le somos infieles, él permanece fiel, porque no puede contradecirse a sí mismo”. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO 1 Tes 5, 18
R/. Aleluya, aleluya.
Den gracias siempre, unidos a Cristo Jesús, pues esto es lo que Dios quiere que ustedes hagan. R/.
EVANGELIO
¿No ha habido nadie, fuera de este extranjero, que volviera para dar gloria a Dios?
Del santo Evangelio según san Lucas: 17, 11-19 1
En aquel tiempo, cuando Jesús iba de camino a Jerusalén, pasó entre Samaria y Galilea. Estaba cerca de un pueblo, cuando le salieron al encuentro diez leprosos, los cuales se detuvieron a lo lejos y a gritos le decían: “¡Jesús, maestro, ten compasión de nosotros!”.
Al verlos, Jesús les dijo: “Vayan a presentarse a los sacerdotes”. Mientras iban de camino, quedaron limpios de la lepra.
Uno de ellos, al ver que estaba curado, regresó, alabando a Dios en voz alta, se postró a los pies de Jesús y le dio las gracias. Ése era un samaritano. Entonces dijo Jesús; “¿No eran diez los que quedaron limpios? ¿Dónde están los otros nueve? ¿No ha habido nadie, fuera de este extranjero, que volviera para dar gloria a Dios?” Después le dijo al samaritano: “Levántate y vete. Tu fe te ha salvado”. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, las súplicas de tus fieles junto con estas ofrendas que te presentamos, para que, lo que celebramos con devoción, nos lleve a alcanzar la gloria del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 33, 11
Los ricos se empobrecen y pasan hambre; los que buscan al Señor, no carecen de nada.
O bien: 1 Jn 3,2
Cuando el Señor se manifieste, seremos semejantes a él porque los veremos tal cual es.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios nuestro, te pedimos que así como nos nutres con el sagrado alimento del Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, nos hagas participar de tu naturaleza divina. Por Jesucristo, nuestro Señor.