3 de Noviembre del 2024 – XXXI Domingo del Tiempo Ordinario

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~ RITOS INICIALES ~

ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 37, 22-23 No me abandones, Señor, Dios mío, no te alejes de mí. Ven de prisa a socorrerme, Señor mío, mi salvador.

ORACIÓN COLECTA


C:
Dios omnipotente y misericordioso, a cuya gracia se debe el que tus fieles puedan servirte digna y laudablemente, concédenos caminar sin tropiezos hacia los bienes que nos tienes prometidos. Por nuestro Señor Jesucristo…


A: Amén.

~ LITURGIA DE LA PALABRA ~

PRIMERA LECTURA

Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón.

Del libro del Deuteronomio: 6, 2-6

En aquellos días, habló Moises al pueblo y le dijo: “Teme al Señor, tu Dios, y guarda todos sus preceptos y mandatos que yo te transmito hoy, a ti, a tus hijos y a los hijos de tus hijos. Cúmplelos siempre y así prolongarás tu vida. Escucha, pues, Israel: guárdalos y ponlos en práctica, para que seas feliz y te multipliques. Así serás feliz, como ha dicho el Señor, el Dios de tus padres, y te multiplicarás en una tierra que mana leche y miel.

Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor; amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas. Graba en tu corazón los mandamientos que hoy te he transmitido”.


Palabra de Dios. A: Te alabamos, Señor

.

SALMO RESPONSORIAL Del salmo 17 A. Yo te amo, Señor, tú eres mi fuerza.


L: Yo te amo, Señor, tú eres mi fuerza, el Dios que me protege y me libera. A. Yo te amo, Señor, tú eres mi fuerza.


L:
Tú eres mi refugio, mi salvación, mi escudo, mi castillo. Cuando invoqué al Señor de mi esperanza, al punto me libró de mi enemigo. A. Yo te amo, Señor, tú eres mi fuerza.


L:
Bendito seas, Señor, que me proteges; que tú, mi salvador, seas bendecido. Tú concediste al rey grandes victorias y mostraste tu amor a tu elegido. A. Yo te amo, Señor, tú eres mi fuerza.

SEGUNDA LECTURA

Jesús tiene un sacerdocio eterno, porque él permanece para siempre.


L: De la carta a los hebreos: 7, 23-28  

Hermanos: Durante la antigua alianza hubo muchos sacerdotes, porque la muerte les impedía permanecer en su oficio. En cambio, Jesús tiene un sacerdocio eterno, porque él permanece para siempre. De ahí que sea capaz de salvar, para siempre, a los que por su medio se acercan a Dios, ya que vive eternamente para interceder por nosotros.

Ciertamente que un sumo sacerdote como éste era el que nos convenía: santo, inocente, inmaculado, separado de los pecadores y elevado por encima de los cielos; que no necesita, como los demás sacerdotes, ofrecer diariamente víctimas, primero por sus pecados y después por los del pueblo, porque esto lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. Porque los sacerdotes constituidos por la ley eran hombres llenos de fragilidades; pero el sacerdote constituido por las palabras del juramento posterior a la ley, es el Hijo eternamente perfecto.

Palabra de Dios. A: Te alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO

Jn 14, 23

L: Aleluya, aleluya. A: Aleluya, aleluya.       
L:
El que me ama, cumplirá mi palabra, dice el Señor; y mi Padre lo amará y vendremos a él.

A: Aleluya, aleluya.

EVANGELIO

Amarás al Señor tu Dios. – Amarás a tu prójimo.

C: Del santo Evangelio según san Marcos:  12, 28-34

A: Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, uno de los escribas se acercó a Jesús y le preguntó: “¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?”. Jesús le respondió: “El primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor; amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay ningún mandamiento mayor que éstos”.

El escriba replicó: “Muy bien, Maestro. Tienes razón, cuando dices que el Señor es único y que no hay otro fuera de él, y que amarlo con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, vale más que todos los holocaustos y sacrificios”.

Jesús, viendo que había hablado muy sensatamente, le dijo: “No estás lejos del Reino de Dios”. Y ya nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

Palabra del Señor.

A: Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS    
C:
Señor, que este sacrificio sea para ti una ofrenda pura, y nos obtenga la plenitud de tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor.     
A: Amén.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Jnl 6, 57  Como el Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo por él, dice el Señor, así también el que me come vivirá por mí.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN      
C:
Te rogamos, Señor, que aumente en nosotros la acción de tu poder y que, alimentados con estos sacramentos celestiales, tu favor nos disponga para alcanzar las promesas que contienen. Por Jesucristo, nuestro Señor.           
A: Amén.

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