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ANTÍFONA DE ENTRADA     Sal 32,11.19

Los proyectos de su corazón subsisten de generación en generación, para librar de la muerte a sus fieles y reanimarlos en tiempo de hambre.

Se dice Gloria

ORACIÓN COLECTA

Concédenos, Dios todopoderoso, que, gozosos de honrar el Corazón de tu amado Hijo, al recordar la grandeza de los beneficios de su amor, merezcamos recibir gracias cada vez más abundantes de esa fuente celes­tial. Por nuestro Señor Jesucristo…

PRIMERA LECTURA

El Señor te ha elegido por el amor que te tiene.

Del libro del Deuteronomio: 7, 6-11

En aquel tiempo, habló Moisés al pueblo y le dijo: “Eres un pueblo con­ sagrado al Señor, tu Dios; él te ha elegido a ti para que seas pueblo suyo entre todos los pueblos de la tierra.

El Señor se ha comprometido contigo y te ha elegido, no por ser tú el más numeroso de todos los pueblos, ya que al contrario, eres el menos numeroso; más bien te ha elegido por el amor que te tiene y para cumplir el juramento hecho a tus padres. Por eso, el Señor, con mano firme, te sacó de la esclavitud y del poder del faraón, rey de Egipto.

Reconoce, pues, que el Señor, tu Dios, es el Dios verdadero y fiel. Él guarda su alianza y su misericordia hasta mil generaciones para los que lo aman y cumplen sus mandamientos; pero castiga a quienes lo odian, y los hace perecer sin demora.

Guarda, pues, los mandamientos, preceptos y leyes que yo te mando hoy poner en práctica”.
Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL

R. El Señor es compasivo y misericordioso.  
Bendice al Señor, alma mía, que todo mi ser bendiga su santo nombre. Ben­ dice al Señor, alma mía, y no te olvides de sus beneficios R. El Señor es compasivo y misericordioso.

El Señor perdona tus pecados y cura tus enfermedades; él rescata tu vida del sepulcro y te colma de amor y de ternura. R. El Señor es compasivo y misericordioso.

El Señor hace justicia y le da la razón al oprimido. A Moisés le mostró su bondad y sus prodigios al pueblo de Israel R. El Señor es compasivo y misericordioso.

El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y generoso para perdonar. No nos trata como merecen nuestras culpas, ni nos paga según nuestros pecados. R. El Señor es compasivo y misericordioso.

SEGUNDA LECTURA

Dios nos amó.
De la primera carta del apóstol san Juan: 4, 7-16

Queridos hijos: Amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios; y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama, no conoce a Dios, porque Dios es amor. El amor que Dios nos tiene se ha manifestado en que envió al mundo a su Hijo unigé­ nito, para que vivamos por él.

El amor consiste en esto: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó primero y nos envió a su Hijo, como víctima de expiación por nuestros pecados.

Si Dios nos ha amado tanto, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros. A Dios nadie lo ha visto nunca; pero si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros y su amor en nosotros es perfecto.

En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros: en que nos ha dado su Espíritu. Nosotros hemos visto, y de ello damos testimonio, que el Padre envió a su Hijo como Salvador del mundo. Quien confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, permanece en Dios y Dios en él.

Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en ese amor. Dios es amor y quien permanece en el amor, permanece en Dios y Dios en él.

Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO

R. Aleluya, aleluya.    
Tomen mi yugo sobre ustedes, dice el Señor, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón.
R. Aleluya, aleluya.

EVANGELIO

Aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón.

Del santo Evangelio según san Mateo: 11, 25-30

En aquel tiempo, Jesús exclamó: “¡Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendi­dos, y las has revelado a la gente sencilla! Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien.

El Padre ha puesto todas las cosas en mis manos. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la carga, y yo les daré alivio. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso, porque mi yugo es suave y mi carga ligera”.

Palabra del Señor. R Gloría a ti, Señor Jesús.

Se dice Credo

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Mira, Señor, el inefable amor del Corazón de tu Hijo amado, para que este don que te ofrecemos sea agradable a tus ojos y sirva como expiación de nuestros pecados. Por Jesucristo, nuestro Señor.

PREFACIO

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.

El cual, con inmenso amor, se entregó por nosotros en la cruz e hizo salir sangre y agua de su costado herido, de donde habrían de brotar los sacra­mentos de la Iglesia, para que todos los hombres, atraídos hacia el cora­zón abierto del Salvador, pudieran beber siempre, con gozo, de la fuente de la salvación.

Por eso, con todos los ángeles y los santos te alabamos, diciendo sin cesar: Santo, Santo, Santo…

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Jn 7, 37-38

Dice el Señor: si alguno tiene sed, que venga a mí y beba. De aquel que cree en mí, brotarán ríos de agua viva.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN Señor y Padre nuestro, que este sacramento de amor nos haga arder en santo afecto, de modo que, atraídos siempre hacia tu Hijo, sepamos recono­ cerlo en nuestros hermanos. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

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